La confianza en uno mismo no se alimenta de esa aburrida seguridad que todos buscan. No, es más bien como enfrentarte a una noche oscura y peligrosa, sin más arma que tu valentía. Te paras en el umbral de lo que está por venir, listo para abrazar cada sacudida y giros que la vida te lance. Acepta los golpes mientras sigues cabalgando, solo así dolerán menos.

Cuando lo que viene es observado y uno se abre a la experiencia, lo que importa es cómo interpretamos lo que sucede y qué hacemos con lo que ha ocurrido. Para ello no debemos echar balones fuera ni buscar culpables ni causantes a lo sucedido.

No necesitas un manual de instrucciones para descifrar tus propios misterios. Las respuestas están ahí, en esas preguntas que te atreves a lanzar al universo. Quién NO soy, cuáles son mis cualidades y con quienes puedo compartirlas.

Es la búsqueda más emocionante que jamás emprenderás. ¿Tus talentos? Tienes un arsenal de habilidades que ni siquiera has desempacado por completo.

Así que, en lugar de quedarte en la sombra de la duda, salta de cabeza al abismo de lo desconocido. Porque en esa oscuridad, en esa incertidumbre, es donde te conviertes en un héroe de tu propia historia. Deja que ese espíritu inquebrantable te recorra mientras abrazas el caos con una energía desafiante. Y no importa quién esté mirando, porque estás en el escenario de tu vida, listo para dirigir el espectáculo. ¡Adelante, desgarra el velo y encuentra tus propias verdades!