¿Ves esa partitura arrugada? No te hagas ilusiones, eso no es la música. Es como creer que un folleto turístico es el mismo viaje. Las palabras son como monedas falsas que intentamos pasar como oro puro en este circo de la realidad. Pero la realidad, la auténtica realidad, te pega un sopapo en la cara y te dice: «¡Eh, despierta, idiota!»

Y luego está el reflejo en el espejo, ese reflejo no es el reflejado. Las máscaras, esas fachadas que nos ponemos para impresionar al mundo, no son el verdadero rostro, son como disfraces de Halloween que ocultan la cruda verdad.

El reloj es el mayor estafador de todos. Nos hace creer que podemos atrapar el tiempo en una caja, pero el reloj no es el tiempo que sigue fluyendo en un eterno ahora.

Así que, en resumen, olvídate de las ilusiones baratas, de las palabras vacías y de las máscaras brillantes. Enfócate en ser el jefe de la realidad, el maestro de las marionetas de tu mente y el dueño del tiempo que te queda. ¡Ahí está el verdadero secreto!