Despertó o eso creía él, en una cama diferente, la misma pareja haciendo que dormía y el Aloe vera, muerto de sed en la repisa. En la radio hablaban otro idioma. Todo parecía igual pero como si un director de teatro hubiera movido el decorado de sitio.
Bajó a la calle y ahí estaban las mismas sonrisas ensayadas y el mismo juego: pretenden. Pretenden ser felices, importantes, pretenden encajar hasta desaparecer, parejas perfectas en público, concursos de titulaciones, caras de plástico que nunca envejecen, pretensiones de ser auténticos.
De pronto se vio reflejado en la cristalera de una cafetería y descubre su propia pretensión: sonrisa falsa, disimulo de autenticidad, una farsa que ya ni reconocía.
Despertó o eso creía él, en una cama diferente y se dio cuenta de que nunca perteneció. Ni a este sitio. Ni a estos pensamientos. Ni a este cuerpo…
“Si tratas de encajar… puede que lo logres y desaparezcas para siempre” (L.Resano)