No, a los fracasados no hay que exiliar;

más bien los a los vendedores de éxito,

ya sabes, puedes con todo, eres el mejor

y demás bobadas estresantes, mientras uno no va

pudiendo con todo, no es el mejor

y la realidad llama a la puerta.

Que no hombre, que no, el fracaso se puede tocar;

como un desamor que derrama esa copa de ginebra,

la cuenta que no lo cuenta, la mano que se suelta…

Más bien, exiliaría a los opinadores de una sola opinión,

a los grupos que les incomoda la soledad,

las borracheras por obligación, los deberías…

y los eso no es lo normal (cuánta manipulación

ha venido de “lo normal”)

Por no decir los que piden

que te “posiciones” para poder catalogarte,

etiquetarte y todo sin mucho arte.

No, a los fracasados no hay que exiliar.

Lo real te da fuerza.

¡Y qué decir de la nueva ola espiritual!

que se ha convertido en competiciones de egos.

No hace falta cogerse de la mano y cantar

alrededor de un árbol esperando

la consciencia universal detrás de un

(o una, que tal como está la censura

esta frase puede ser sexista)

embaucador (a) que en su vida privada

no acepte el fracaso, el desamor que se derrama,

el beso sin control, el caos y la vida misma

que se presenta, con toda su fuerza y descontrol.

Para nada, no hacen falta grandes proezas

ni gurús neo-espirituales.

Bendito descontrol.