Un diamante en bruto sigue brillando aunque lo encuentres en un vertedero. Tu verdadero valor no depende de los logros ni de las palmadas en la espalda; se fundamenta en tu conocimiento de ello y en cómo lo manifiestas sin importar el contexto. Un halcón siempre carga alas, ya esté enjaulado o en lo más alto de las cumbres. Solo hace falta desplegarlas sin andar cazando miradas curiosas o espectadores que te confirmen que las tienes.

Como dice Lorenzo Jovanotti «El castigo de quien tiene alas y no vuela”