¿Qué hay debajo de la mascarilla? ¿Acaso no hay otra máscara?

Desde el consabido e inocente “después de esto vamos a salir mejores” a la obsesión de la dictadura de la felicidad que lleva a una constante insatisfacción, para terminar sin darnos cuenta que ya llevábamos máscara.

El día que no dependamos de la moda, que no seamos defensores a ultranza de los políticos votados, que se acaben las competiciones de felicidad, la selfie-decadencia ética y el echar la culpa a todo lo que se mueve… quizá haya una brizna de esperanza.

El optimismo es reconocer la realidad para ver si así podemos reaccionar. Negar lo que pasa endulzándolo es fomentar lo que pasa y no transformarse jamás. El cambio nunca va a venir de la política ni de ningún líder, solo va a venir de la reacción desde lo más profundo del ser a la realidad.

Si tenemos estos síntomas, es que no nos hemos quitado todavía la máscara:

1) Exceso de ganas de encajar en grupos.

2) Culpabilidad si no agradas al mayor número de personas posible.

3) Presumir de tener amigos de minorías étnicas o sexualmente diferentes sin darte cuenta que así les estás tratando de forma sesgada y anormal.

4) Anunciar a bombo y platillo que estás con el pequeño comercio y la comida sana e ir al supermercado a ver si está el producto más barato.

5) Protestar contra el capitalismo desde tu chalecito, el móvil de último diseño y tu peloteo en el trabajo para posicionarte mejor.

6) Criticar a personas ricas cuando tú no te negarías a serlo y no darte cuenta de que puede que algunas de ellas hagan más bien que uno mismo.

6) Creer que tener ideología o religión te define sin darte cuenta que el comportamiento es lo único real y a tener en cuenta.

7) Denunciar el fascismo con actitudes fascistas.

8) Tener muchas ganas de demostrar que eres feliz al mayor número de gente. Mala señal. Seguro no eres tan feliz si necesitas que se enteren.

9) Censurar la libertad de expresión si la expresión no coincide con tus ideas.

10) Hacer campaña contra la intolerancia sin tolerar todo lo que no encaje en tu forma de pensar.

11) Negar tus deseos, pasiones, tus debilidades… te hace menos humano y se fortalece la máscara.

12) Tener miedo a la libertad. Es el mayor miedo que tenemos. Miedo a no depender, a ser los responsables de lo que pasa. Nos gusta que decidan por nosotros.

13) Este síntoma número 13 para los esclavos de las supersticiones