Cuando te dicen que no es bueno, elijamos una emoción, a ver… por ejemplo odiar; te están diciendo que finjas que no odias. La emoción es la que es, ahí está. Lo importante es cómo actúas. Para manejar una emoción adecuadamente hay que reconocer que existe, sentirla sin reprimir, después tener cuidado de que tus actos nazcan de la razón y, por último, sigue con tu vida sientas lo que sientas, pilotas tú, la persona que se da cuenta de lo que piensa, hace y siente. Que no pilote el pasado ni el condicionamiento ni las creencias que te has tragado para agradar y que te acepten. ¡Pilotas tú! Eres la persona que dirige, que se da cuenta de que dirige y que se da cuenta de lo que siente, pero la emoción no le pilota. ¿De qué tienes miedo? ¿De cometer un error? ¿De que no te acepten? Toda vida basada en el control de los errores es un enorme y dañino error. Arriesga, equivócate, ama, estate triste… pero sigue, dirige y libérate. Bueno, me voy a romper un plato.